Mi intención era recrear fielmente esta escena en un solo color (1 bit), con una estética similar al pixel art de Pain. La paleta monocromática resalta la crudeza del momento y encaja a la perfección con la atmósfera del panel original, intensificando la sensación de inevitabilidad y tragedia.

Desde mi perspectiva, esta ilustración representa dos ideas fundamentales: primero, que el amor es un concepto universal y persistente, incluso ante el fin del mundo; segundo, que el fin es inminente e inevitable. En este contexto, el beso no es solo una muestra de afecto, sino un acto de desesperación y resignación, una última conexión humana antes de la destrucción.

Alan Moore y Dave Gibbons capturaron con maestría este momento apocalíptico, enmarcándolo en un contexto que, aunque hoy parezca lejano, en aquel entonces reflejaba el miedo latente a una guerra nuclear. La composición del panel, con el beso en primer plano y la explosión al fondo, enfatiza el contraste entre el amor y la aniquilación, convirtiéndola en una de las imágenes más memorables de Watchmen.

Dicho esto, espero que disfrutes de este pixel art.